jueves, 1 de diciembre de 2011

El sabor del tiempo, y otro cuento...





Después de una breve pausa...me encuentro sentada tranquilamente como en una degustación, en esta mi casa de la infancia. Con su patio en medio, un jardín con una variedad de flores  donde se reposan también sobre mi mirada una retahíla de macetas, ellas todas frondosas con flores de temporada, las orquídeas "zapatillas de Venus", me encanta su nombre parece seductor y amoroso, tambien como la elgante cattleya. 







Esta casa sencilla con sus techos a dos aguas que contrastan hoy con el sol candente y el azul claro del cielo.  Miro hacia arriba, observo los techos, como alguna que otra viga carcomida por el tiempo, por las polillas instaladas ahí durante no se cuantos años, un rayo de luz se atraviesa entre una viga y otra. Una señal que indica restaurar aquel techo que antaño fue pieza perfecta para jugar y escalar sobre el.




A un costado de mi, en el jardín revolotea un colibrí libando el néctar de las aves del paraíso, y se escucha el parloteo del loro: ¡¡mamá, mamá, mamá!! -¡¡que, que, que!! -¡¡cotorro,cotorro!! Pensar que no es primavera, pero en este país aunque el fresco se asoma, se siente casi como si lo fuera, tal vez sea que este comparandolo con ese clima invernal del cono norte. Allá un grado, aquí 13, 18, 20, y máximo 25 grados. Existe una gran diferencia, estar en este momento de este lado suena a un gran privilegio. Escucho a la gente decir: ¡Ya no es como antes..! “antes” "porque hace frío" o "hace calor", eran otros tiempos todo cambia... hoy nos delata tristemente el cambio climático.




Pero como hoy prefiero hablar de cosas que alegren aunque recurra a la nostalgia, les comparto una historia a propósito de esta casa que la amerita. Hace un tiempo realice un ejercicio para un taller de escritura online, en esa época solo podía hacerlo de esa manera pues aunque hubiera querido ir físicamente a un taller era complicado, entonces aun tenía que viajar bastante por mi trabajo en aquella empresa de nombre de fruta deliciosa. Así que recordando... me inspire en ese animalito de plumas verdes tornasoladas, que muchas veces por la mañana suena como despertador y repite y repite  durante el día frases ensordecedoras otras veces nombres, ruidos extraños... ahora me detengo un momento y lo escucho llorar tristemente que ni yo se  que hacer si llorar por que contagia...o reír por su drama.




Esta es su historia: Hace unos años antes de que falleciera mi padre, una de mis hermanas le regalo el loro a mi mamá y cuando falleció mi padre, mamá solía pasar algunas tardes en la cocina, sola a llorar su pena. Aquel loro que había llegado con todo y equipaje a la casa perfecta, un lugar acogedor. Lo habían transportado en su propia jaula. Una jaula de medida correcta, el tamaño suficiente para que la nueva mascota pudiera extender sus alas. Después de sentirse ya en casa, el condenado no hacia solo mas que repetir como lo hacen todos los de su especie. 




Cuando la tía Mimo y la nana le cantaban: Haber chiquito, date una vueltita, chiquito. El loro se giraba. Así le decían la tía y la nana como hablándole a un niño pequeño. 






En época de calor le gustaba echarse un baño en su tina de aluminio, o hacer algún malabar, comer tranquilo sus pepitas, su pedazo de sandía o mango. La jaula, se encontraba justo al lado de la entrada de la cocina. Desde ahí el loro tenía vista a todos los ángulos de la casa. El loro ha tenido suerte digo yo porque aunque a veces quieren deshacerse de él por chismoso y chillón sigue hasta el día de hoy formando parte del escenario.



En aquel entonces una tarde gris pero no lluviosa, mi mamá se encontraba en la cocina, sentada con sus codos apoyados en la mesa y sus manos pegadas a sus mejillas, derrepente le entró un llanto tan profundo e imparable pues sufría añorando a mi padre, -¡ Porque, porque!, ¿porque te fuiste...? Creía que nadie la escuchaba, pues no quería que nadie se diera cuenta de tan hondo pesar, su grave perdida. El compañero de su vida.


Ese día algo inesperado paso cuando su llanto tan profundo dominó su alma, y al ritmo de su desconsuelo, comenzó a escuchar un ruido, un bullicio extraño como si escuchara su propio eco ensordecido. 

Hasta que poco a poco, su llanto se paralizo, cuando al escuchar el mismo, -¡ Porque, porque! Salio con rapidez y miro a su alrededor, -Pero si no hay nadie, pensó. Giro su cabeza y miro hacia la jaula del loro, aun escuchaba los mismos sollozos, el loro repetía...pero había más, se escuchaban más voces, más lloriqueos, como si dentro de ellos hubiese un coro de mujeres llorando.-¡Y porque te fuiste...!-¡Porqueee...! En ese momento a mi mamá le salió una risilla igual de profunda que su llanto anterior y seco sus lágrimas. Después, supo que cuando le regalaron, el loro a mi hermana ya llevaba dos ¡velorios!, ¿velorios? si, dos velorios... y cuando murió mi padre se sumaron a tres. Así es! Parece extraño, pero cierto.



Otro día de tormenta, todos en casa escucharon los lloriqueos y quejidos eran como un coro, se mezclaban los de mi madre y tonos de voces en altos y bajos. Todos reíamos en la sobremesa y esta es la historia de Lorenzo.
 
Y ahora pasando una de mis recetas favoritas , porque, porque, y porque no?


Le he pedido a mi mamá que me enseñara a cocinar aquella deliciosa sopa de “corunda” (tamal tradicional Purhépecha en Michoacán) Hecho a base de pasta de maíz , envuelta en la hoja de la milpa del maíz, en forma de rombo. Como todos los tamales se cuecen al vapor. 

 Las corundas se pueden comprar normalmente en los mercados de Uruapan, este tipo de corunda es solo la pasta o masa del maíz, existe un variedad como algunas  que llevan relleno de queso ,chile, carne, etc.




Una receta que solía prepar mi abuela materna.




Sopa de Corunda

Ingredientes:

- 3 corundas grandes, sin relleno
- 3 jitomates
- 1 ajo
- 1 cuarto de cebolla
- 1 cuarto de crema o jocoque
- hierbabuena o menta fresca
- 1 cuarto de queso fresco
- sal
- pimienta
- aceite de oliva



Se parten las corundas en cubitos, a parte se asan los jitomates se quita la piel y se muelen con el ajo, unas hojas de hierbabuena o menta, la sal y pimienta. Se dora las los cubitos en el aceite a que doren un poco. Se añade la pasta de jitomate, la crema, se añade la rama de hierbabuena, se sazona si hace falta con un poco más de sal y pimienta. Por último con unos cubitos de queso fresco puede ser panela.

Se sirve en un plato y se decora con una hojas de hierbabuena, se acompaña con ensalada, rabanitos y si se quiere con unos chiles serranos frescos.



Hasta la proxima!








  

6 comentarios:

  1. Hola Grisel..me gusta tu blog.
    Muestra sentimientos expresados de manera sencilla y profunda a la vez.
    Un besote.

    Marcos.

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  2. jajaja...que historia tan chistosa...porque? porque? me da mucho gusto que estes pasando un tiempo en la casa de tu ninez con tus seres querido, las bellas plantas, el buen clima, mucho sol y sobre todo con ese simaptico lorito..jaja Un abrazo gris!

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  3. Me encanta la forma de escribir que tienes, parece q describes momentos muy similares a vivencias en mi casa vivimos en Temascaltepec pueblo con Encanto y mi casa tienes techos altos y de teja tambien, mi madre es una experta cocinera en platillos mexicanos y muy tradicionales recetas de años aprendida de abuelos y tatarabuelos, tus flores orquideas aqui se dan muy bien por el clima humedo semitropical Susana mi mamá tiene muchisimas macetas con florecitas que ella misma ha plantado, así tambien realiza tajetas con pedacitos de platitas, hojitas, petalos y es un arte ya que tienen en cada una de ellas el sello de los arreglos florares mas hermosos q allas visto. Me encanto tu blog FELICIDADES

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    1. Patricia gracias por tus comentarios me alegra que te haya gustado, disculpa por no contestar antes..ahora estoy en el otro cono ,el norte. Saludos.

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  4. Solo puedo decir que está GENIAl! Me parece muy bueno el mezclar una historia curioso, graciosa pero con sentimiento con un final feliz... Tu receta! Una buena entrada alejada de la cocina... 10!

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  5. De verdad, gracias por sus comentarios!! me llenan de energia para seguir con este sencillo y profundo ejercicio. Un abrazote!

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