lunes, 25 de abril de 2016

Saborcito con ¡la sal y pimienta de la vida!



Se dice que cocinar es restaurar el alma…  Cierto es si se  disfruta de la comida, y se siente ese  placer por cocinar, ya sea  para uno mismo, para la familia,  o para los amigos.

Quería escribir alguna nota , algo en este blog que  abrí hace ya más de tres años y que lo he dejado por un tiempo, tenía ganas de recuperarlo y compartir algunas notas ,  se va y regresa la inspiración.  Dicen que hay más tiempo que vida, y aquí estoy  porque es otra de las cosas que me da placer,  pues  ayuda también a restaurar el alma. Justo creo que vale la pena en este ciclo, pues mañana  martes 26 de abril es mi cumpleaños, más de cuatro décadas de vida y casi tres de ser mamá, es inevitable , debo de confesar que me embarga de felicidad y de nostalgia al mismo tiempo este sentimiento. Pero como anécdota y parte de este vivir, carpe diem. Vuelve la inspiración. El sábado pasado  aproveché para comenzar a festejar con un pequeño evento, aunque me hubiera gustado invitar y compartir con más amigos,  decidí con mi marido  hacer algo más sencillo esta vez. Así pues convoque algunos amigos,  para presentar algunos productos  suecos tales como: sales gourmet, quesos en tubo, pan, etc.  que queremos comercializar.  A pesar de algunos contratiempos el resultado  final fue todo éxito.  Lo cierto es  que sí hacemos un buen equipo,  con un toque de “sal” y de pimienta es parte de un buen equilibrio nada más hay que saber sazonar bien con paciencia, que eso es todo un arte...  Así que ese tiempo  de preparativos me dediqué a poner mi energía y a confiar más en mí, por lo que  me dejé llevar… seguí insistiendo como buena tauro! Seguí  mis   sentidos , mi intuición y el  amor por cocinar,  esperando que las cosas salieran bien.   A parte de los bocadillos clásicos suecos con  el pan, los quesos de tubo  , insistí en preparar algunos platillos que aunque no estaban en la lista original,  cociné “bacalao al mojo de pistaches”, “crema de jitomate asado al coco”, “ensalada con quínoa y flores de capuchina” , “salmón al horno en hoja santa y sal ahumada”,  “fresas cubiertas de chocolate y un toque de sal natural”, etc.  Un par de semanas con algo de tensión para ponernos de acuerdo sobre el tema, hasta que finalmente llegó el día de hacer las compras, lo que más disfruté fue la propuesta de  ir al mercado de San Juan a comprar el pescado, algunos vegetales y las flores. El mercado de San Juan es uno de los mejores mercados de la Ciudad de México , y pienso que el mejor con productos frescos y de calidad.  Pensé también en  hacer un pastel inspirado en el tradicional pastel  sueco “De la Princesa”,  compré algunas flores para decorar, e inspirada también en otra receta sueca, decidí comprar otra variedad de flores, los hermosos “pensamientos”. Estaba casi segura que las encontraría en  dicho mercado y así fue, me alegré mucho de encontrarlos.  Pareciera como si esas pequeñas flores se estuvieran confabulando entusiasmadamente en mi cabeza ,  tal vez eso hizo que salieran bien las cosas. Mi pequeña me ayudo a decorar ese pastel, que aunque no soy una experta en pastelería ni he estudiado para chef , más  la experiencia, la curiosidad y la suerte de viajar a alguno que otro lugar  por el mundo desde  hace más de una década me ha motivado a cocinar. A decir verdad este es  uno de los oficios que más me hace feliz, cocinar.  Me encanta cocinar y el hecho de presentar una mesa, compartir un buen banquete y hablar de la vida es para mí la conjugación perfecta para restaurar el alma. Queda claro que será un placer compartir nuestra mesa con con cada uno de ustedes mis queridos amigos. Siempre habrá la oportunidad.

¡ Sin la sal y la pimienta  no hay celebración en la vida! ¡Aun el bocadillo más sencillo hecho con cariño, sin la sal y la pimienta no tendría sentido! 


Hasta la próxima,  con algunas de las ¡recetas!