Se dice que cocinar es restaurar el alma… Cierto es si se disfruta de la comida, y se siente ese placer por cocinar, ya sea para uno mismo, para la familia, o para los amigos.
Quería escribir alguna nota , algo en este blog
que abrí hace ya más de tres años y que
lo he dejado por un tiempo, tenía ganas de recuperarlo y compartir algunas
notas , se va y regresa la inspiración. Dicen que hay más tiempo que vida, y aquí estoy
porque es otra de las cosas que me da
placer, pues ayuda también a restaurar el alma. Justo creo
que vale la pena en este ciclo, pues mañana martes 26 de abril es mi cumpleaños, más de
cuatro décadas de vida y casi tres de ser mamá, es inevitable , debo de
confesar que me embarga de felicidad y de nostalgia al mismo tiempo este
sentimiento. Pero como anécdota y parte de este vivir, carpe diem. Vuelve la
inspiración. El sábado pasado aproveché
para comenzar a festejar con un pequeño evento, aunque me hubiera gustado
invitar y compartir con más amigos, decidí con mi marido hacer algo más sencillo esta vez. Así pues
convoque algunos amigos, para presentar
algunos productos suecos tales como: sales
gourmet, quesos en tubo, pan, etc. que
queremos comercializar. A pesar de algunos
contratiempos el resultado final fue
todo éxito. Lo cierto es que sí hacemos un buen equipo, con un toque de “sal” y de pimienta es parte de
un buen equilibrio nada más hay que saber sazonar bien con paciencia, que eso
es todo un arte... Así que ese tiempo de preparativos me dediqué a poner mi energía y
a confiar más en mí, por lo que me dejé
llevar… seguí insistiendo como buena tauro! Seguí mis sentidos , mi intuición y el amor por cocinar, esperando que las cosas salieran bien. A parte
de los bocadillos clásicos suecos con el
pan, los quesos de tubo , insistí en
preparar algunos platillos que aunque no estaban en la lista original, cociné “bacalao al mojo de pistaches”, “crema
de jitomate asado al coco”, “ensalada con quínoa y flores de capuchina” , “salmón
al horno en hoja santa y sal ahumada”, “fresas
cubiertas de chocolate y un toque de sal natural”, etc. Un par de semanas con algo de tensión para
ponernos de acuerdo sobre el tema, hasta que finalmente llegó el día de hacer
las compras, lo que más disfruté fue la propuesta de ir al mercado de San Juan a comprar el pescado,
algunos vegetales y las flores. El mercado de San Juan es uno de los mejores
mercados de la Ciudad de México , y pienso que el mejor con productos frescos y
de calidad. Pensé también en hacer un pastel inspirado en el tradicional
pastel sueco “De la Princesa”, compré algunas flores para decorar, e
inspirada también en otra receta sueca, decidí comprar otra variedad de flores,
los hermosos “pensamientos”. Estaba casi segura que las encontraría en dicho mercado y así fue, me alegré mucho de
encontrarlos. Pareciera como si esas
pequeñas flores se estuvieran confabulando entusiasmadamente en mi cabeza , tal vez eso hizo que salieran bien las cosas.
Mi pequeña me ayudo a decorar ese pastel, que aunque no soy una experta en pastelería
ni he estudiado para chef , más la
experiencia, la curiosidad y la suerte de viajar a alguno que otro lugar por el mundo desde hace más de una década me ha motivado a
cocinar. A decir verdad este es uno de
los oficios que más me hace feliz, cocinar.
Me encanta cocinar y el hecho de presentar una mesa, compartir un buen
banquete y hablar de la vida es para mí la conjugación perfecta para restaurar
el alma. Queda claro que será un placer compartir nuestra mesa con con cada uno
de ustedes mis queridos amigos. Siempre habrá la oportunidad.
¡ Sin la sal y la pimienta no hay celebración en la vida! ¡Aun el
bocadillo más sencillo hecho con cariño, sin la sal y la pimienta no tendría
sentido!
Hasta la próxima, con algunas de las ¡recetas!
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