Dibujo hecho por Emilia |
Salí a correr por el bosque esa mañana, justo cuesta abajo a lado de la casa de los
padres de B. Me había imaginado a misma en esa escena unas semanas antes de tomar el avión rumbo a Suecia. Tenía ganas de volver a sentir el aire fresco
y puro de ese país y de esa ciudad Estocolmo, capital
Escandinava que se cobija de inmensos bosques, y plácidos lagos.
Al principio pensé que no correría ni 3 kilómetros, pues llevaba un par de meses intentando recuperar nuevamente la condición y había sido un poco lenta después haber enfermado del dengue.
Seguí por el
camino de asfalto hasta llegar al bosque y continuar por la vereda que lleva
hasta el lago, empecé a correr a mi paso, pero eufórica de sentir ese calor fresco de verano nórdico. No sé si sería
que estaba inspirada, o por el conjunto de las 2 situaciones: estar al nivel
del mar, y la inspiración que hicieron que mejorara mi condición. Es evidente claro, sentirse más liviano y llenarse los pulmones de aire puro con semejante
naturaleza.
El caso es que note un cambio, pues me sentía recuperada y con más fuerza. ¿Pudo
haber sido la gran diferencia de salir de una ciudad como México tan contaminada y por la
altura: 2,700 metros sobre el nivel del mar? . Seguro que afecta a unos más que a otros, son tantos millones de habitantes en ese valle él cual deje hace unos días, que es realmente impresionante pensar
que un día fue un paraíso, y si no fuera por la terrible contaminación, el clima en esta ciudad sería ideal.
Mientras seguía corriendo por el camino a veces sinuoso a veces plano, admiraba
el paisaje verdoso, y el azul claro de la mañana , del otro lado del lago se asomaba una que otra casa típica de madera y techos rojizos, un faro moderno justo a la
orilla del lago. Todo era casi calma,
hasta que de pronto me pegue un susto, y paré en seco al ver un venado en mi camino. El venado como hipnotizado se encontraba a no más de 3 metros de mí. Sentí la mirada
clavada observando, no se si me miraba, sonreí, y di un paso ligero hacia adelante pero el venado salto rápidamente y se volvió a
internar entre los árboles.
Yo seguí la
ruta y seguí con mis pensamientos, escuchando
al mismo tiempo el murmullo del viento, de los pájaros como si tuvieran una
tertulia a esa hora de la mañana, la algarabía era la mía entre mis
pensamientos, pensaba que faltaba poco
para que llegará Emilia mi sobrina. Imaginaba que ya pronto llegaría y me sentí
feliz. Recordé que a sus 15 años ya
sería su segundo viaje a Suecia. Pensé en ella de pequeña metiéndose en mi maleta
cuando llegaba de visita a casa pues yo vivía entonces en España, jugábamos a
que se metía en mi maleta, -¡llévame tía!
Lo soñé y lo imagine, que un día compartiríamos un viaje, para entonces ni
siquiera conocía a B y menos pensé que nos encontraríamos en un país como de
cuento , tan al norte en este continente.
Llego el día , y la recordé con la
misma sonrisa de pequeña, así fue cuando
nos encontramos en el aeropuerto, ella llegaba de su estancia en Alemania donde
había hecho una parada para ver a su prima Y. Como ha cambiado el mundo pensé,
el mundo se ha vuelto más pequeño, y la
gente viaja de alguna manera con más facilidad. La vi convertida en una mujercita, bella, esbelta, llena de vida . Entonces, la abracé y
le dije: bienvenida M. ¡Here we are!, Aquel
sueño que tuve se había hecho realidad.
Teníamos algunos planes para su estancia, como pasear y mostrarle algunos
lugares que no había visto en el primer viaje cuando vino con mis hermanos, hace ahora un poco más de 3 años cuando nació
mi hijita. Salimos algunos sitios que aunque ya había visitado , me veía en
ella como queriendo decir estos instantes son mágicos aprovechemos.
La note muy observadora en algunas ocasiones,
a los 15 años uno quiere comerse el mundo, ¿qué estará pensado?
Aquí estamos, el verano es tan maravilloso,
como oscuro y deprimente el invierno. Creí que Emilia recordaba que el sol se
metía casi a media noche, la primera noche fue tal vez extraña, más que mágica.
Así pasaron los días de actividades, de paseos y algunos festejos.
Hicimos
algunas excursiones en coche, fuera de Estocolmo como a navegar en el mar
Báltico en el barco del papá de B, un señor
apasionado por la navegación como es
natural por lo general para los escandinavos y aunque creo que no tiene la misma energía
para hacer grandes recorridos, es como darle la medicina de la felicidad, pero
bueno esa es otra historia.
Viajamos también en ferri para ir
la Isla de Åland y pasar un par de noches a la casa de verano de
unos amigos. Åland es una isla que se encuentra entre Suecia y Finlandia, no sabía que pertenece a Finlandia apenas unos 100 años.
En
algún momento pensé que tal vez Emilia se
aburriría, pues al llegar a la isla e ir
recorriendo unos kilómetros hacia
el norte y luego dirigirnos a la
estrecha carretera e internándonos en el bosque, me dije estamos en el medio de
la nada, -¡Esto es maravilloso!- Nos perdimos un momento pero llegamos después de atravesar un trozo de terracería, ahí nos
esperaban nuestros amigos el escenario me recordó aquella película Española “El
círculo polar” . Al ver 3 casas solitarias con vista al lago y al pequeño
muelle. Un paisaje impregnado de silencio y calma.
Era el paraíso perfecto
para aislarse así como el tío de nuestro amigo quien vive en una de las casas
las 4 la estaciones del año –Espero que no te aburras, le dije a Emilia pero me
contestó con su calma :
-¡no tía, es agradable! - Como casi
cualquier “teenager” entre los adultos, ella estaba en lo suyo, durmió un largo
rato esa tarde, tal vez la calma la arrullo tanto como a nosotros.
Al siguiente día quisimos probar nadar en el mar báltico, el agua era fría, así
que nos preparamos psicológicamente.- ¡Vamos! – dijo Emilia sorpresivamente y salto -¡Que Valiente!- Le dije. Es como
meterse en una tina con hielos pero después te sientes ¡renovada! estaba con
los ojos abiertos, y temblando del frío en pleno verano.
Los días se fueron volando como pasa
el verano , creo que Emilia se llevó muchos recuerdos, un viaje tal vez inolvidable.
Y entre otros recuerdos les comparto una de mis recetas, inspiración en ese tiempo de verano, en ese viaje a Suecia.
Esta receta es muy sencilla rica y nutritiva, perfecta
para este tiempo y para disfrutarla de buena compañía!
SOPA DE JITOMATE ASADO CON
LECHE DE COCO
Para 4 personas
7 jitomates medianos
¼ de taza de ajonjolí
½ cucharadita de comino molido
2 a 3 tazas de leche de coco
½ taza de agua hervida
cebollino fresco para decorar
un rebanada de pan tipo baguette (dorado en aceite)
sal al gusto
Se asan los jitomates, y se les quita la piel, se tuesta el ajonjolí, se dora el pan en un
poco de aceite y se escurre. Se ponen estos ingredientes en la licuadora, se añade el comino, la sal, la leche de coco y el agua
caliente. Se licúan bien hasta que quede una consistencia cremosa. Se pone al
fuego medio durante unos 10 minutos. Se sirve en tazones y se decora con
cebollino finamente picado, o una ramita de romero y un toque de sal (FALKSAL) de chipotle y si no con un toque chile
seco.
Tips: se puede acompañar con totopos, o pan sueco de semillas!
Pregúntame si te interesa saber más de recetas ;-)
Buen provecho, y hasta la ¡próxima!
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